Hoy se lo que es odiar. Si, odiar. Se que hay palabras muy grandes, a veces demasiado. Pero no hay otra palabra para describir lo que siento. Odio. Odio y nada mas que odio.
Tendría que haberlo visto venir. Las señales estaban claras, delante de mis ojos. Pero los cerré para no ver la realidad, esa realidad que tanto dolía.
Y hoy ha sido la propia realidad la que me los ha abierto de una ostia.
Nunca pensé que fueras así. Bueno, si lo pensé, pero no me creí a mi misma. Ahora estoy aquí, rota. Sintiendo que el agujero de mi pecho se hace cada vez mas grande, como quema la herida...
Y mañana vendrás a echarme sal en las heridas, porque no soy capaz de estar sin ti, me has llegado demasiado... me has robado demasiado...
Y en el otro lado, están mis amigos. Esa gente que de verdad me quiere, aunque no lo merezca. Esos que me dicen que sonria, que levante cabeza. Que no mereces ni una lágrima de mis ojos.
Les quiero. Te quiero.
Me quieren. Juegas conmigo.
Se que no debería, pero te sigo queriendo.
Te quiero y te odio.
Te odio, y te quiero.